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viernes, 24 de noviembre de 2017

5 consejos para enfrentar la hiperinflación y no llegar a la ruina en el intento


El dinero parece “escurrirse” de las manos de los venezolanos. El otrora bolívar “fuerte” hoy se pulveriza frente al actual escenario hiperinflacionario que azota al país, dando la percepción de que cualquier salario adquirido se queda corto ante los elevados precios. Entonces, ¿qué hacer?

Luis Mendoza / Caraota Digital

Venezuela enfrenta una inédita crisis económica. De acuerdo con la Asamblea Nacional, en lo que va de 2017 la inflación acumulada fue de 825,7% y solo en octubre se ubicó en 45,5%.

Estos datos son corroborados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) que afirma que la canasta básica aumentó 43,4% el pasado mes y tuvo un costo de 5.594.119,73 bolívares. Es decir, su valor fue 12 veces mayor al actual salario mínimo integral de Bs. 456.507,55.

Mientras tanto, la situación luce bastante lejos de mejorar. Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) estiman que los precios al consumidor subirán hasta 2.068,5% para 2018. Esta misma institución visualizó niveles nefastos para la economía nacional en 2016, cuando calculó que el país cerraría ese año con un alza de precios de más de 700% y una contracción económica de 3,3%, datos muy parecidos a la caída de 18,6% en el Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación de 799,9% con la que finalmente cerró Venezuela ese período, según resultados del Banco Central Venezuela (BCV) filtrados por la agencia de noticias Reuters.

Incluso, economistas como Guillermo García aseguran que para finales de año la Canasta Básica Familiar tendrá un costo mínimo de Bs. 8.074.200 ó un máximo de 10.168.242 bolívares y que la inflación podría estar en un rango de 1.035% a 1.200% entonces, mientras en la actualidad el salario mínimo actual “solo cubre el 9% de la cesta regular”, recalca.

Organización y solidaridad

Todo ello da pie a los expertos para aseverar que la nación entró en un “espiral hiperinflacionario” que cada día va en crecimiento y en donde la “organización” podría ser la clave para que el ciudadano común pueda sobrellevar la crisis.

“La inflación supone organizarnos para plantear soluciones”, dice el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) José Miguel Uzcátegui. “Es importante hacer un presupuesto familiar y no individualizar el drama, sino aumentar el universo de solidaridad para que podamos repartir las cargas y apoyar los esfuerzos para encontrar lo que se necesita”.

De acuerdo con el experto, es imperativo que los ciudadanos se sumen a movimientos de la sociedad civil que buscan contrarrestar la hiperinflación y que esto se haga a nivel local, municipal, académico o en cualquier núcleo cercano a los individuos.

“Cualquier forma de organización de la sociedad civil es importante para resolver estos problemas. Hay que hacer una revisión de la manera en que nos organizamos y mucha solidaridad porque el problema de la inflación no es solo de los pobres sino de todos, porque con nuestro trabajo podemos cambiar esta crítica situación que supone la inflación como problema mayor de la población”, subraya. Uzcátegui alega que esta fue una de las formas en que los países en la época de la posguerra lograron superar sus dificultades debido a que se organizaron, produjeron y estimularon actividades para aumentar los ingresos en el sector formal e informal.

De hecho, esta también fue una de las soluciones que encontraron los argentinos para sobrellevar su crisis económica. Cuando su país fue golpeado por la recesión financiera, a comienzos de este siglo, con una declaración de default, una economía paralizada y desempleo de más del 20%, cerca de la mitad de la población cayó bajo la línea de pobreza.

Sin ingresos, muchos apelaron a la creatividad y la solidaridad comunitaria para poder abastecerse de alimentos y ropa, creando clubes y ferias de trueque barriales. Según el Observatorio de la Economía Latinoamericana, millones de argentinos dependieron de estos lugares, destacó el portal de noticias BBC Mundo.

Cambios de hábitos

Ante la histórica pobreza en la que han estado sometidos los venezolanos, estos “no han sido capaces de desarrollar buenos hábitos de consumo, inversión o ahorro”, subraya Uzcátegui, debido a que en una sociedad empobrecida es poco lo que se puede guardar, dado a que lo que se conserva siempre es precario y fugaz por la misma inflación. Además, esa racionalidad está limitada porque hay que consumir los bienes básicos de subsistencia y aquellos que garanticen la estabilidad y disfrute de la vida regular.

Es precisamente en esos momentos donde la prioridad deben ser los alimentos. “Hay comidas que antes consumíamos y hoy no podemos hacerlo por lo que debemos buscar un balance de alimentación, con las mayores dificultades que tenemos, y tener un consumo racional dejando las cosas de lujos y costosas para buscar aquellas que sean más económicas”, señala el experto.

Recomienda, además, dejar a un lado los viajes en exceso.

No ahorrar en bolívares

El constante auge de los precios ha reducido dramáticamente el poder adquisitivo, según los especialistas. De allí, que aconsejen no guardar dinero en tanto su valor se va perdiendo a diario.

“La manera de protegerse de la hiperinflación es no atesorar ningún tipo de bolívares y comprar bienes”, sostiene la economista miembro de la organización Cedice Alicia Sepúlveda. Recalca que estas adquisiciones pueden ser alimenticias, siempre que no sean perecederos y que se puedan conservar en plazos perentorios, lo que “permitirá mitigar ese crecimiento tan acelerado que tienen los precios”.

De igual forma, recalca que quienes puedan adquirir monedas más fuertes como el dólar o simplemente comprar artículos de línea blanca, “aunque sean usadas”, opten por invertir su dinero en esos recursos.

Y es que, coinciden los expertos, “el que tenga ahorros tiene que saber que en estos escenarios el dinero pierde con mucha fuerza su poder adquisitivo, por lo que es necesario emplear el ahorro en bienes que sean revalorizables en el tiempo”.

Apostar por el emprendimiento

“En la dificultad es cuando la imaginación hace presencia”, afirma Uzcátegui. Alude a que en este período de crisis también se abre una oportunidad para el emprendimiento, en el que los venezolanos deben buscar una forma de aumentar sus ingresos más allá de su salario formal.

“Hay que buscar iniciativas de emprendimiento que permitan cubrir las insuficiencia de los ingresos diarios”, dice. Sin embargo, advierte que no se debe entrar en un negocio del cual no se tenga conocimiento “porque puede correr el riesgo de perder su inversión, por desconocimiento de cómo funciona”.

Alude a los riesgos de mercados como el inmobiliario, el cual “está deprimido” debido a que muchas personas quieren irse del país y esto ha generado que haya más ofertas que demandas “y eso hace que el precio baje, por lo tanto no es un momento para comprar activos mobiliares para quienes puedan y quieran comprar y revender”.

“Lo mismo ocurre con los vehículos, hay mucha gente vendiendo sus automóviles, pero el problema es el riesgo en eso que son los repuestos, las carreteras y por eso hay que tener mucha cautela para tomar decisiones improvisadas o aventurares para contrarrestar la inflación”, añade.


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